EL ANHELO DE DOS SIGLOS
Las tierras serenenses habían sido el triste escenario del ataque pirata y del sacrilegio de las especies Eucarísticas, en el ya lejano 1680, razón por la cual llegaron las carmelitas a Chile.
En 1890 el recién nombrado obispo de la ciudad, monseñor Florencio Fontecilla, fue al Monasterio de Carmelitas Descalzas de San José a pedirles a las hermanas oraciones por su nueva misión. En el encuentro, la madre priora Elvira de la Inmaculada Concepción le propuso la idea de fundar un convento en su diócesis. Al joven obispo de 36 años le pareció muy bien la propuesta y respondió que estudiaría las posibilidades. Sin embargo, el proyecto se vio interrumpido por un año aproximadamente, debido a la guerra civil que estalló el 7 de enero de 1891.
REANUDANDO EL GRAN ANHELO
Terminada la guerra, y en un clima bastante desolador para el país, la madre Elvira se animó a escribirle a monseñor Florencio para reanudar el asunto de la fundación en La Serena. La preocupación del obispo era la falta de recursos económicos, ya que debía ocuparse del Seminario y otros asuntos urgentes. La priora le aseguró que ella podría conseguir lo suficiente para construir un convento pequeño y pobre, como los deseaba nuestra Santa Madre Teresa de Jesús.
LA CASA DE SANTA INÉS
Resueltos estos inconvenientes, don Florencio mandó a pedir las licencias de Fundación a Roma, y les preparó a las carmelitas la casa de Santa Inés hasta que se construyera el nuevo convento.
El 7 de octubre de 1892 se eligieron las fundadoras: madre Manuela de la Santísima Virgen (priora), hermana Remigia de San Francisco Javier (supriora), hermana María Teresa de San Francisco Javier (maestra de novicias). Se unieron a ellas una novicia, hermana María del Rosario y la postulante Juana de la Madre de Dios. El 15 del mismo mes, Fiesta de Nuestra Santa Madre se extendió el acta de erección canónica y se le dio por titular al Monasterio el Santísimo Sacramento de la Eucaristía.
Partieron las fundadoras el 31 de octubre de 1892 en un tren que las llevó al Monasterio de Carmelitas de Viña del Mar, desde donde embarcaron el 3 de noviembre rumbo a la Serena acompañadas por su obispo don Florencio.
En la Catedral de La Serena las recibieron con gran solemnidad. Fueron conducidas al Monasterio del Buen Pastor hasta que la casa de Santa Inés estuviera preparada, lo que ocurrió el 8 de diciembre.
EL NUEVO CONVENTO
Estuvieron ahí hasta el año 1895. El 19 de agosto de ese año llegaron a su nuevo convento, ubicado en el Barrio Santa Lucía, y se instalaron definitivamente. Poco a poco se fueron agregando dependencias; en 1900 pudieron edificar la Iglesia que se conserva hasta hoy.
Así se concretó el deseo por tanto tiempo guardado en el corazón de elevar la oración de reparación al Santísimo Sacramento en esta misma ciudad. El anhelo de servir a Cristo y a su Iglesia por medio de la plegaria constante, en una vida sencilla, fraterna y de trabajo cotidiano fue la motivación permanente de nuestras hermanas pasadas y continúa en todas nosotras que damos vida a la actual comunidad. Un anhelo que sentimos “universal” para todos los Carmelos del mundo, sintiéndonos una gran familia enraizada en el carisma de santa Teresa de Jesús, nuestra Santa Madre.
FUNDACIONES
De nuestra comunidad han nacido 2 fundaciones, una en Iquique en 1933 que se mantuvo hasta 1940 y otra en Concepción en 1946 que continúa hasta la actualidad.
En nuestro Monasterio también contamos con la presencia del Carmelo Seglar desde el año 2000.