Monasterio del Espíritu Santo – Auco, Los Andes

Fundación: 2 de febrero de 1898
Dirección:  Santuario Santa Teresa de los Andes – AUCO.
Carretera San Martín s/n Rinconada de Los Andes, Casilla 201, Los Andes.
Teléfono: 34-2401086
Celular: +56 9 85471173
E-mail: cdescalzas.auco@gmail.com

NUESTRA FUNDACIÓN

Nuestro Monasterio fue fundado en Curimón, Provincia de San Felipe, el 2 de febrero de 1898 por la madre Margarita de San Juan de la Cruz (Vial Guzmán).

Dios se valió de la piedad y fortuna de dos hermanas, las señoritas Carmen y Corina Lemus Jiménez, que con insistencia pidieron a la Madre Margarita, entonces Priora del Monasterio de San José (Santiago), realizara una fundación en ese lugar.

Se escogió el lugar de Curimón por ser este un lugar silencioso, apartado. La autorización para fundar fue dada por monseñor Mariano Casanueva el 6 de noviembre de 1896 y en Roma el 17 de febrero de 1897.

LAS FUNDADORAS LLEGAN DE VIÑA DEL MAR

Las madres y hermanas fundadoras provenientes de Viña del Mar llegaron a Curimón el 2 de febrero de 1898. Desde la iglesia de los franciscanos llegaron en gran procesión con el Santísimo Sacramento a la pobre y mal cuidada casa que les ofrecieron.

Esta casa había sido en otros tiempos el cuartel de policía y lugar de reunión del Ayuntamiento. Por el mal estado en que se encontraba, al comienzo no fue aprobada por el Arzobispo de Santiago. Las hermanas Lemus donaron otras dos cuadras de terreno prometiendo construir allí un Monasterio para la comunidad. Sin embargo, el tiempo pasaba y esto se aplazaba.

TRASLADOS

Las hermanas vivieron en Curimón hasta el 18 de diciembre de 1902, trasladándose a una casa antigua ubicada en la ciudad de Santa Rosa de Los Andes, a unos 15 Kms. al sur de  Curimón. Motivo del traslado fue el no cumplimiento de sus promesas por parte de las benefactoras; mucha pobreza, poca capacidad y mal estado de la casa.

Primer traslado

La nueva casa estaba ubicada en una de las 4 grandes avenidas que circundan la ciudad. Av. Sarmiento esquina Los Villares. Es aquí donde ingresa Juanita Fernández Solar (Santa Teresa de los Andes) el 7 de mayo de 1919, quien vivió solo 11 meses en el monasterio. Con la noticia de su muerte, se extendió también su fama de santidad y virtudes.

Segundo traslado

La casa se hizo estrecha. Por este motivo la madre María Teresa de San Juan de la Cruz se empeñó en levantar un Monasterio en un extremo del mismo sitio donde estaba la huerta. El 15 de agosto de 1925 se estableció la clausura.

En este tiempo la fama de santidad de nuestra hermana Teresa de Jesús iba en aumento, además la afluencia de personas que venían a implorar su protección y a dar gracias por los favores obtenidos, determinó a la priora, madre María de Jesús, solicitar a Roma la autorización para trasladar sus restos al coro de la comunidad. Desde el 17 de octubre de 1940 reposaron allí sus virginales despojos hasta 1987 cuando la comunidad se trasladó al Valle de Auco.

Tercer traslado

Rinconada de Los Andes, Auco. El 26 de julio de 1982 la comunidad había decidido el traslado del monasterio y de los restos de la entonces Sierva de Dios. Por otra parte el gran número de peregrinos que venían a visitar los restos de Santa Teresa, hacia indispensable la pronta construcción de un nuevo templo.

El 15 de noviembre de 1986 fue la Bendición de la Primera Piedra y la inauguración el 18 de octubre de 1987.

FUNDACIONES

Desde nuestra comunidad se realizaron dos fundaciones, una en Valparaíso (Stma. Trinidad) en 1918 y otra en Santiago (Cristo Rey y María Mediadora) en 1931.

AUCO, CAPITAL ESPIRITUAL DE CHILE

Este Santuario que Dios ha formado en torno a Teresa, es para nosotras un motivo más de bendición. Vivir en el Corazón del Santuario le da un bello matiz a nuestra vida de carmelita que nos compromete más radicalmente.

Todo lo que ocurre en el Santuario constituye una causa fuerte en nuestra oración: los peregrinos, los que sufren, los Frailes Carmelitas, las hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas, el personal y la pastoral.

Y desde aquí, la Capital Espiritual de Chile, elevamos nuestros corazones a Dios   haciendo nuestro, el deseo y  sed  de Santa Teresa, que las almas busquen a Dios.

Nos sentimos depositarias de una herencia y responsables de transmitir el mensaje de santa Teresa de Los Andes: “Que sean muchos los que se enamoren de Dios”. Con nuestra vida escondida y fecunda procuramos que así sea.