HACIENDO HISTORIA

Corría el año de 1942 cuando monseñor Silva se dirigía a la ciudad de La Serena para participar en un Congreso Eucarístico con motivo del IV Centenario de la fundación de dicha ciudad[1]. En esos días se acercó personalmente al monasterio de las Carmelitas Descalzas del Santísimo Sacramento para solicitar la fundación de un Carmelo en su arquidiócesis. Era priora del monasterio la Madre Mercedes del Corazón de María, quien, con el consentimiento de toda la comunidad, accedió gustosa a su petición. Así se iniciaron los trámites de rigor y los preparativos para realizar tan importante empresa.

El 10 de junio de 1943, Monseñor adquirió un inmueble ubicado en Av. Pedro de Valdivia 999 en el que se instalarían las Madres Fundadoras. Era un predio pequeño, cercano al centro de la ciudad de Concepción. En él había una vieja casona que en los últimos años se había ocupado como escuela y hubo de ser acomodada para monasterio. Estas obras fueron posibles gracias a la generosidad de doña Enriqueta Morel Huidobro y a los recursos que facilitó la curia diocesana.

Cuatro años después de la solicitud de Monseñor, el 30 de octubre de 1946, salieron a la fundación la Madre Mercedes del Corazón de María; su hermana Amalia del Corazón de Jesús; Hna. Josefina del Padre Celestial; Hna. Teresa del Niño Jesús y Hna. María Eufrasia del Santísimo Sacramento

El 2 de noviembre llegan a Concepción. El 6 de noviembre de 1946 el Arzobispo procedió a la bendición del monasterio e impuso solemnemente la clausura papal. Así quedó hecha la fundación del monasterio de carmelitas descalzas de nuestro Señor Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote en la ciudad de Concepción.

Al año siguiente, 12 de marzo de 1947, se realizó la primera elección canónica: Madre Mercedes del Corazón de María es elegida priora y Madre Amalia del Corazón de Jesús, supriora. Seis días después, 18 de marzo, vísperas de la Solemnidad de San José, muere repentinamente la Madre Amalia.

TRASLADO DEL MONASTERIO

El terremoto de 1960 dejó graves secuelas en la vieja casona. Se hacía imperioso un traslado. Muchos años después el sueño se hizo realidad: los Jesuitas cedieron un terreno que estaba en el km. 6 del Camino a Santa Juana, en la otra orilla del Biobío. Los preparativos y trabajos estuvieron a cargo de la entonces priora Madre Ana Verónica de la Santa Faz. El 19 de marzo de 1980 se puso la primera piedra del futuro monasterio. El 1° de septiembre de 1980, siendo arzobispo Mons. Manuel Sánchez Beguristain, se realiza el traslado. Estaban terminadas ocho celdas y algunos talleres, lo que faltaba, que era mucho, fue construyéndose por etapas.

En los años 90 fueron muchas las jóvenes que golpearon a nuestra puerta, llegando a ser hasta 11 hermanas en el noviciado. Vinieron hermanas de otra comunidad para apoyar la formación- y seguir la vida regular con profunda alegría de ver que el Señor día a día bendice nuestra fraternidad.